lunes, 1 de noviembre de 2010

Materia Orgánica

La calidad del suelo es uno de los factores más importantes en el sostenimiento global de la biosfera y en el desarrollo de prácticas agrícolas sustentables. Los estudios parecen orientarse decididamente a identificar, en distintas regiones del mundo, indicadores confiables y sensibles que permitan estimar el estado actual y las tendencias en la calidad de suelos como paso fundamental para definir sistemas de producción sustentables.

Un buen suelo es un sistema vivo donde habitan macro organismos (insectos, lombrices) y microorganismos (algas, hongos y bacterias), íntimamente asociados a la fracción orgánica del suelo, que representa para la mayoría de ellos una fuente de alimentos (energía y nutrientes). La cantidad, el tipo y la actividad desarrollada por estos organismos, está relacionada con el material alimentario disponible o, en otras palabras, con el contenido y calidad de la materia orgánica del suelo y especies vegetales que crecen en él. También inciden la textura del suelo, el pH (acidez) y las condiciones de temperatura, humedad y aireación. En algunos suelos, si bien ciertos organismos pueden actuar como parásitos de plantas o de animales, la gran mayoría tiene funciones benéficas que son sumamente importantes para el suelo, las plantas y la vida en general. Los microorganismos que actúan en la descomposición de la materia orgánica, liberan nutrientes necesarios para la vida de las plantas. Por otra parte, algunas sustancias tóxicas producidas por la aplicación de pesticidas, son parcialmente destruidas o utilizadas por los organismos como fuentes de energía, reduciéndose así la contaminación del ambiente y los cultivos que en él se desarrollen. Gracias a la actividad de estos organismos, que segregan ciertas sustancias, se mejora la agregación de partículas o estructura del suelo y con ello la capacidad de producción del mismo, porque con una buena estructura se mejora la salud del suelo y con ello la producción.

La MO de los suelos, en sentido amplio, está constituida por todas las sustancias carbonadas orgánicas del mismo. Es un continuo desde materiales vegetales frescos sin descomponer, como una hoja, hasta cadenas carbonadas muy transformadas y estables como los ácidos húmicos. En forma simplificada se la puede considerar compuesta por dos componentes: los residuos vegetales y la MO humificada o humus. Los residuos vegetales de las plantas herbáceas tienen en promedio un 40 % de carbono en su composición, mientras que la MO humificada tiene en promedio un 58 % de carbono. Este porcentaje es bastante estable por lo que comúnmente es indistinto hablar de materia orgánica humificada o carbono del humus. Del total de compuestos orgánicos de un suelo, los residuos representan generalmente entre 5 y 15 % siendo el humus la casi totalidad de la MO. A su vez, mientras la cantidad de residuos cambia rápidamente en períodos de semanas o meses, el contenido de humus lo hace lentamente, en períodos de años, décadas o siglos

Si bien los indicadores físicos, químicos y biológicos no determinan independientemente la calidad del suelo, la mayoría de los estudios coinciden en que la materia orgánica (MO) es el principal indicador e indudablemente el que posee una influencia más significativa sobre la calidad del suelo y su productividad. Por otro lado, la materia orgánica tiene un fuerte poder cementante o de agregación entre las partículas primarias –arcilla, limo y arena–, permitiendo una buena estructura. Un suelo bien estructurado ofrece condiciones óptimas para el desarrollo de raíces, posibilitando un buen drenaje y aireación, y además buena capacidad de retención hídrica para ser fácilmente utilizada por las plantas. Un suelo bien estructurado tiene mayor resistencia a la erosión hídrica y/o eólica.

La disminución de la materia orgánica provoca la separación de las partículas, reducción del espacio poroso y una mayor compactación, es decir, que la pérdida de materia orgánica reduce las buenas condiciones para la óptima existencia de vida en el suelo. Con la pérdida de materia orgánica se pierde calidad y salud del suelo. En un suelo poco trabajado, las partículas se encuentran unidas con más fuerza y mejor agregadas o estructuradas, que las partículas de un suelo que ha sido muy trabajado. Ello está relacionado con la mayor cantidad de materia orgánica que se halla presente en el suelo virgen o poco trabajado, porque la labranza oxida y favorece su destrucción.

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