lunes, 1 de noviembre de 2010

Ciclo el fosforo

El P (fosforo), después del N (Nitrógeno), es el nutriente que más frecuentemente afecta la producción de los cultivos. El P forma parte de enzimas, ácidos nucleídos y proteínas y está involucrado en prácticamente todos los procesos de transferencia de energía. El contenido de P en el suelo está definido por el material madre y, en general, se ha observado un marcado efecto del clima, siendo las zonas más húmedas, las más deficientes en este nutriente. El
P es uno de los nutrientes considerados esenciales para el crecimiento y desarrollo de las plantas. Junto con el N y el potasio (K) conforman el grupo de macro nutrientes por las cantidades requeridas por los cultivos y por la frecuencia con que se encuentran en cantidades deficientes para los cultivos. El P integra todas las cadenas alimenticias pasando de un organismo a otro. El hombre adquiere el P de las plantas, las que directa o indirectamente a través de los alimentos de origen animal, provee los alimentos que ingerimos. Las plantas
a su vez, lo toman de la solución del suelo. Normalmente esta solución del suelo es demasiado pobre para sostener un cultivo y debe ser realimentada continuamente de las formas más insolubles de P del suelo, a medida que los cultivos extraen. La mayor parte de los suelos agrícolas son demasiado pobres como para sostener este proceso y precisan de la fertilización.

El fosfato es un componente vital de todos los seres vivos. En el cuerpo humano el P es el segundo nutriente mineral más abundante. Un 80% del P en los humanos es retenido en huesos y dientes, alcanzando un 20% del total de la composición del cuerpo. El resto es ampliamente distribuido en grasas, proteínas, azúcares, enzimas y sales asociados a cada célula de nuestro cuerpo. En las plantas el P es necesario para la respiración, fotosíntesis, funcionamiento celular y en la transferencia y reproducción de genes.

El P se absorbe principalmente por las raíces desde la solución del suelo como iones orto fosfato (H2PO4 y en menor medida como HPO4). Las plantas en crecimiento no almacenan iones fosfatos, exigiendo una abundante provisión desde el suelo. Por supuesto las plantas que no obtienen de manera suficiente el P necesario, sufren importantes retardos en su crecimiento. Los síntomas más típicos son la coloración verde oscura-azulada, disminución de la tasa de formación de frutos y semillas, y un retraso en la maduración y finalización del ciclo. Los cultivos de alta producción demandan una gran cantidad de P, un factor clave para lograr alto rendimientos es mantener a toda la planta bien nutrida de P. La producción sustentable de cultivos requiere programas de fertilización fosforada que sean capaces al menos de responder las cantidades extraídas de los campos.

El P total del suelo, sólo las fracciones solubles y lábiles (inorgánicas y orgánicas), están disponible para las plantas durante el ciclo del cultivo. Una pequeña parte de P está en forma soluble, la cual está en equilibrio con la fracción lábil que comprende el P orgánico fácilmente mineralizable y los fosfatos débilmente adsorbidos a las arcillas coloidales. La mayor parte del P del suelo está en formas insolubles o fijadas, principalmente como minerales primarios fosfatados, humus, fosfatos insolubles de calcio (Ca), hierro (Fe) y aluminio (Al), y fosfatos fijados por los óxidos y minerales silicatados.

Casi todo el P en los suelos está como fosfato, el fosfato inorgánico está ligado al calcio en suelos jóvenes y al Fe en suelos más viejos, estas uniones elementales son al largo plazo importantes para los cultivos porque tienen diferentes solubilidades y disponibilidades de compuestos de P, en el corto plazo, la absorción del P puede predominar sobre la precipitación que controlan la solubilidad.

La respuesta de los cultivos a la fertilización fosfatada depende del nivel de P disponible en suelo pero también es afectada por factores del suelo, del cultivo y del manejo del fertilizante. Entre los factores del suelo, se destacan la textura, la temperatura, el contenido de materia orgánica (MO) y el pH; mientras que entre los del cultivo deben mencionarse los requerimientos y el nivel de rendimiento.

Cuando aplicamos fertilizante fosfatados este se difunde en el suelo y si no es absorbido por las raíces de las plantas, será absorbido por las partículas del suelo o precipitará de manera que su disponibilidad se reducirá en el tiempo. La cantidad de P total en los suelos es muy superior a lo que necesitan los cultivos, pero la baja solubilidad de P y los sitios de absorción que compiten por P con las plantas generan una baja disponibilidad. Cuando los suelos son cultivados esta baja disponibilidad se traduce en una deficiencia de P que tendrá que ser compensada con una fertilización. El resto de P no aprovechado por el cultivo, que se aplica como fertilizante contribuye a aumentar la reserva del suelo, pero son de lenta residualidad. Esta última disminuye progresivamente en el tiempo. La aplicación de P en un cultivo no es absorbida totalmente ni desaprovechado para otros cultivos siguientes. Cuanto mayor es la dosis aplicada, más P queda disponible para la rotación siguiente. En nutrientes como el P de poca movilidad en la solución del suelo, se pueden aprovechar los efectos residuales en los cultivos posteriores de una secuencia existiendo evidencias que muestran que estos efectos residuales pueden observarse más allá del cultivo siguiente.

La concentración de P en la solución del suelo es muy baja (1 al 10 % del P total), por lo tanto el P absorbido por las raíces debe ser continuamente reabastecido. La cantidad de P en la solución del suelo es generalmente 100 veces menor que la cantidad disponible oscilando entre 0.1 y 0.6 kg ha- para la capa arable. La concentración de la solución del suelo es mantenida por la disolución química, pero también por procesos biológicos que liberan P de la MO. El P orgánico en la región tropical comprende entre un 40 y 70% del P total del suelo, es originado a partir de los residuos de las plantas, animales y microbios. Gran parte de los residuos contienen P rápidamente disponible y lixiviable. De un 60 a 90% del P absorbido por una pastura es reciclado al suelo por las plantas y animales, pero esta proporción de reciclaje de nutrientes es mucho menor en suelos bajo cultivo de cosecha.

La mineralización del P orgánico proveniente de la MO representa una contribución significativa para las necesidades de P para la plantas. La mineralización y disponibilidad del P orgánico depende de la descomposición de la MO. Cualquier reducción en el aporte de MO y una aceleración de la mineralización en un suelo resulta en una mineralización neta de la MO del suelo. A medida que los residuos se descomponen para formar MO y liberar algunos de los nutrientes asociados, el P es liberado en cantidades mayores que aquellas determinadas por las transformaciones inorgánicas de P. Entonces la degradación de la MO controla la liberación de P orgánico, pero una vez liberado, los sitios de absorción y las reacciones químicas compiten por la disponibilidad del P liberado de manera que la mineralización de P por sí sola no es una medida del abastecimiento de P para las plantas y gran parte del P mineralizado rápidamente queda no disponible. Si el flujo o reabastecimiento se interrumpe el rendimiento del cultivo no será el máximo. La temperatura, el pH la actividad microbiana, tipo de arcillas que determinarán la cantidad de P en la solución y la tasa de reposición.

La concentración de un nutriente en la solución del suelo representa la Intensidad del mismo, en este caso los fosfatos en solución. La cantidad del elemento que está en la fase sólida, en equilibrio con la solución, es el factor Cantidad. La relación dinámica entre la cantidad y la intensidad es conocida como Capacidad buffer o amortiguadora. Esta es una propiedad que posee un suelo para resistir los cambios en la concentración de P en solución

Fosforados sólidos más comunes

Fosfato di amónico (FDA): 18 % de N y 46 % de P2O5 (20 % de P)
Fosfato mono amónico (MAP): 11 % de N y 51 % de P2O5 (23 % de P)
Superfosfato triple (SFT): 46 % de P2O5 (20 % de P)
Superfosfato simple (SPS): 21 % de P2O5 (9 % de P)
y 12 % de S

Momentos de aplicación de fosforo

A la siembra o pre siembra: Puede ser al voleo o en la línea de siembra. Actualmente también se está usando fertilizantes fosforados al voleo en forma anticipada a la siembra (30, 60 días antes de la siembra).

Estrategias de fertilización fosfóricas

Recomendaciones de fertilización fosforada

No obstante tener áreas con niveles bajos de P, muchos años de ensayos con todos los cultivos que se realizan en la región en general, no se ha encontrado respuesta a P solo. Sin embargo hay una marcada respuesta a la fertilización combinada NP. Se han desarrollado métodos de diagnóstico para la fertilización nitrogenada en distintos cultivos pero no hay un método para la fertilización combinada NP. En ensayos se han observado respuesta a NP en suelos con niveles P superiores a 20 mg kg-1.

Una recomendación generalizada de fertilizar a la siembra dependiendo de los niveles de N orgánico o N de nitratos agregar más N o en algún momento del año con niveles de P en el suelo por debajo de 15 mg kg- Se pone mucho énfasis a los niveles de N, en muchos casos, se recomienda aumentar la dosis de N (llevarla a 50 a 80 kg de N ha-1) usando además urea, a la siembra o postergada según el cultivo. En general, la decisión de fertilizar con este elemento por debajo de 15 mg kg-1 de P extractable en el suelo puede pasar más por la intención de mantener un buen nivel de P. La dosis de P depende también de la forma de aplicación, en línea incorporada, al voleo y voleo incorporada. Por consiguiente, se recomienda aumentar la dosis cuando la aplicación es al voleo y no se incorpora. Por otro lado, el umbral crítico de un nutriente en el suelo es el valor de disponibilidad que separa el nivel de deficiencia del de suficiencia.

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